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Derechos humanos en tiempos de campañas electorales

Texto de Edgar Cortez

Estamos en la víspera del inicio de las campañas electorales para la Presidencia de la República y resulta necesario clarificar el papel que debemos ganar las personas que vamos a votar, así como la responsabilidad de las organizaciones civiles en este tiempo.

¿Qué expectativas tenemos al arranque de las campañas?

En los muchos meses de campañas de facto,  ¿qué se ha dicho sobre derechos humanos?

Claudia Sheimbaum en su discurso al registrarse como candidata ante el INE, el pasado 18 de febrero, mencionó 15 puntos fundamentales para el “segundo piso de la transformación”. Entre estos no se menciona los derechos humanos referidos como están en el artículo 1 de la constitución, sólo se alude a algunos derechos en estos términos: garantizar la libertad de expresión, garantizar la igualdad sustantiva de las mujeres y el derecho a una vida libre de violencia, así como promover los derechos culturales.

No se puede menospreciar lo planteado, pero los problemas de derechos humanos son numerosos y no figuran en esa dimensión. Además en el grupo de personas a las que ha encomendado elaborar el plan de gobierno ninguna está claramente identificada y comprometida con los derechos humanos.

El punto 15 de los presentados se refiere a profundizar la estrategia de seguridad, la cual hasta ahora resulta contraria a los derechos humanos en asuntos como la militarización, la falta de fortalecimiento de las policías civiles y que la impunidad sigue a tope.

No deja de llamar la atención que asuntos como la desaparición de personas no se menciona en lo absoluto.

En el caso de Xóchitl Gálvez, sus propuestas sobre derechos humanos son más bien escasas y vagas. Mientras que Jorge Álvarez Máynez es un completo misterio en cuanto a sus propuestas.

De entrada parece que el tema Derechos Humanos no destaca y se justifica diciendo que es un eje transversal a todos los temas. Lamentablemente esa perspectiva lleva fácilmente a diluir el tema.

Por tanto a las ciudadanos y ciudadanas corresponde insistir en sus preocupaciones y exigencias para que las campañas aborden esos asuntos y sea posible hacerse de una opinión sobre la calidad y claridad de las propuestas de las diferentes opciones políticas.

Por ejemplos las familias de personas desaparecidas insistirán que ese tema es clave, que sigue creciendo el número y que la política gubernamental está lejos de contar con soluciones. Van a reiterar que no existe un Plan nacional se búsqueda, que no contamos con una institución científica para identificar los miles de restos humanos que no sabemos a quién corresponde y, que dada la incapacidad de investigación criminal profesional, la desaparición de personas permanece como el  “crimen perfecto” en México.

En tanto que las organizaciones de derechos humanos tendremos que seguir denunciado los problemas y enunciado las posibles alternativas para atenderlos. Asuntos como la desaparición de personas, el crecimiento de la desaparición de mujeres jóvenes, el feminicidio, la violencia sexual en contra de mujeres, la militarización de la seguridad y de la administración pública, la impunidad, la tortura, además de un largo etcétera.

En medio de tanta polarización corresponde aportar información rigurosa, propuestas viables y cordura. Sobre todo luego de la espiral por ver qué fuerza política hacía públicos más números telefónicos de manera ilegal y poniendo en riesgo la privacidad de numerosas personas.

Los casi tres meses de campaña no será un tiempo fácil, habrá mucho ruido y acusaciones a raudales, así que a las ciudadanas y ciudadanos toca escuchar y discernir sobre las propuestas, la prioridad que otorguen a los derechos humanos así como la viabilidad de las alternativas perfiladas por las candidatas y el candidato a presidir el país.

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