Hace más de dos años mi vida cambió. Ya no disfruto lo mismo que sentía en mi corazón: ver mis flores, cuidar de mis plantas como lo hacía. Y digo que ya no lo disfruto porque tengo el corazón destrozado porque me arrebataron un pedazo de mi corazón que se fue con la desaparición de mi hijo Edgar Javier Osorio Castillo. Y el es uno más de los desaparecidos en el Estado de Puebla.
Mi hijo dejó un vacío inmenso en la familia, en el hogar, con su familia. Hay muchos recuerdos y muchas cosas en la mente de cada uno de los que lo recordamos. Él nos alegraba el día a día.







