Fortalecimiento de capacidades de organización e incidencia política de familiares de personas desaparecidas
Donde la ausencia se volvió presencia
En México, donde la ausencia se ha vuelto una presencia constante, más de 120 mil personas permanecen desaparecidas. Frente al silencio del Estado y la indiferencia social, miles de familias han tomado en sus manos la búsqueda de sus seres queridos. No han esperado. Han salido a los campos, a los archivos, a las calles. Han cavado con palas, pero también con palabras, con denuncias, con organización. Porque, como ellas mismas lo dicen: si no los buscamos nosotras, nadie lo hará.
Desde el Instituto Mexicano de Derechos Humanos y Democracia, en colaboración con la Fundación Heinrich Böll Ciudad de México y el Caribe, y con el financiamiento de la Unión Europea, dimos vida a un proyecto que nació desde esa convicción profunda de acompañar a quienes nunca dejaron de buscar. Esta iniciativa, se trató de acompañar, fortalecer, tejer redes y amplificar las voces que ya estaban haciendo el trabajo más difícil: sostener la memoria en un país que tantas veces busca olvidarla.
A lo largo del proyecto, trabajamos con colectivos de familiares de personas desaparecidas en Veracruz, Guanajuato, Estado de México, Guerrero y Puebla, así como con organizaciones de la sociedad civil, fiscalías, comisiones estatales de búsqueda y consejos ciudadanos. En total, más de 70 grupos participaron de manera activa. Cada uno con su historia, con su camino, con sus esperanzas.
El proyecto tuvo un propósito claro: contribuir al fortalecimiento de las capacidades técnicas, organizativas y políticas de los colectivos y organizaciones que luchan contra la desaparición.
El trabajo compartido entre todas las partes dió como resultado:
- Red Lupa para evaluar qué se ha logrado con la implementación de la ley
- Ofrecer espacios de formación para las mujeres buscadoras; liderazgo, búsqueda segura, autocuidado, macrocriminalidad, entre otro
- Acciones de memoria
Cuidar a quienes buscan
El proyecto buscó cuidar el fortalecimiento emocional y la resiliencia de las mujeres que sostienen estas búsquedas. Porque detrás de cada estrategia jurídica, hay un duelo. Detrás de cada diagnóstico político, hay una madre que no ha dormido en paz desde hace años. Apostar por ellas es también apostar por la vida, por la dignidad, por la continuidad de esta lucha.
“Si no los buscamos nosotras, nadie lo hará” fue, ante todo, un espacio de encuentro. Un territorio común. Una forma de decirles a las familias: no están solas.
Porque mientras haya alguien buscando, hay esperanza.
