La desaparición de mujeres como parte de la violencia feminicidaHistoria de seis casos en méxico

LAS HERMANAS.

Jessica Ronzón es una mujer de 39 años, nacida en el municipio de Coatepec, Veracruz. Jessica vive en la localidad de Pacho Viejo desde hace poco más de tres años y es la mayor de las dos hijas de Diega y Gabriel.

Desde muy joven, Jessica se dedica al comercio que es la actividad económica que le ha permitido sostenerse, es madre de dos hijos y una hija que ella ha criado sola y a quienes les ha brindado educación.  En 2018 emprendió un viaje junto con su hermana Bianet a la ciudad de Monterrey, NL para trabajar y ahorrar dinero. Este viaje no fue lo esperado por ambas, razón por la cual regresaron a Coatepec para buscar otras fuentes de empleo y ganar el sustento para sus familias.

Jessica inició con la venta de productos por catálogo que distribuye hasta la fecha en diferentes oficinas gubernamentales, así se ha abierto camino en una empresa de maquillajes donde ha obtenido varios logros que le han permitido ganar dinero, viajar para conocer experiencias de venta y la forma de distribuir de mejor manera los productos que vende.

Bianet por su parte se dedicó a ayudar a amistades a llevar algunos registros de gastos relacionados con la construcción. También dedicaba la mayor parte del tiempo al cuidado de sus hijas, a llevarlas a la escuela y a hacer tareas.

LA DESAPARICIÓN.

El 11 de junio de 2019 Bianet salió de su casa para comprar artículos domésticos y a realizarse unos estudios médicos en compañía de su suegra, la mamá de su pareja. Ambas recorrieron las calles del centro de Xalapa y Bianet caminó hacia la terminal de los sauces, ahí donde se estacionan los autobuses foráneos que van hacia distintas localidades y municipios y que llevan y traen a estudiantes y personas que trabajan en la capital de Veracruz. Bianet abordó uno de esos transportes y después de haberlo hecho no se supo más de ella.

Bianet tenía la intención de casarse con Ramón, su pareja. Unos meses antes de su desaparición cumplió algunos mandamientos de la fe católica y se bautizó para poder después casarse por la iglesia. En general Bianet era reconocida en la colonia donde vivía, pues se dedicaba a gestionar productos de despensa y ayudas humanitarias a través de una organización civil donde hacía llegar dichas ayudas a unas 35 familias vecinas. Bianet habitualmente iba entre Xalapa y Coatepec, donde vivía con sus hijas adolescentes y también visitaba a su madre en la localidad de Pacho Viejo.

Bianet era muy amiguera, la conocían como La Güera.

El día de la desaparición de Bianet, Jessica, su hermana, recibió una llamada de un amigo de Bianet diciendo que la habían secuestrado y que pedían cien mil pesos por su rescate. Que la tenía un grupo de gente mala. Jessica se entrevistó personalmente al día siguiente con el amigo quien supuestamente había recibido la llamada telefónica solicitando el rescate. Después de esto Jessica no volvió a tener más contacto con él, ni a saber de su hermana, ni de los supuestos secuestradores.

Ante esto Jessica decidió acudir a la Fiscalía de Desaparecidos para presentar una denuncia, pero no la recibieron y la mandaron a la Unidad Especializada de Combate al Secuestro. Ahí, le indicaron que no se trataba de un secuestro sino de una desaparición y volvió a la Fiscalía de Desaparecidos donde de nuevo no querían recibirle la denuncia. Ante la desesperación y la preocupación, Jessica demandó enérgicamente que le recibieran la denuncia, fue así que se inició una carpeta de investigación.

LA BÚSQUEDA.

Comenzaron a hacerse algunas diligencias, comenzó la búsqueda de Bianet, se solicitaron cámaras de seguridad, se pegaron las fichas de búsqueda en los lugares donde Bianet había rentado viviendas, algunas personas dijeron conocerla, inclusive alguien dijo verla en el municipio de Teocelo y bajo este dato la búsqueda se enfocó en ese municipio y los municipios aledaños, esto implicó recorrer varios kilómetros a pie, solicitar el apoyo policial y de la Comisión Estatal de Búsqueda.

Durante cerca de tres meses Jessica buscó, reunió información, difundió la ficha de búsqueda, participó en programas de radio tratando de sensibilizar a la población para que se sumaran a la búsqueda. Jessica buscaba a su hermana mientras cargaba su mochila con catálogos y llevaba una bolsa voluminosa colgada del hombro con los productos, maquillajes, ropa, joyería y algunos utensilios prácticos que vendía.

En las paradas en las oficinas conoció a familiares de otras mujeres desaparecidas unos días antes que Bianet, unas que habían desaparecido después. Se preguntaba cómo iba a encontrar a Bianet y qué respuestas les llevaría a sus sobrinas y a su mamá ya que ella era la que, dentro de su familia, fue encargada de buscar a Bianet.

LA LOCALIZACIÓN.

El 14 de agosto de 2019 la comandancia de policía del municipio de Teocelo recibió una llamada anónima alertando sobre la presencia de restos humanos en un predio rústico que se encuentra en los límites del municipio de Teocelo con el de Cosautlán de Carvajal.

Ese mismo miércoles, Jessica había solicitado una audiencia con el Fiscal General del Estado para pedir su apoyo y lograr que se agilizaran algunas diligencias para la búsqueda y la investigación de la desaparición de Bianet.

En el teléfono celular del Fiscal General aparecían unas fotos donde principalmente aparecía vegetación y algunos objetos humedecidos por el ambiente.

Algunos objetos encontrados a unos metros del hallazgo coincidían con la descripción de las ropas y pertenencias de Bianet. Los objetos estaban a unos treinta metros de la carretera que comunica a los municipios de Teocelo con Cosautlán de Carvajal: un bolso colgado de una rama de un árbol y restos humanos a unos veinte metros del bolso, depositados bajo un árbol de nuez de macadamia.

El reporte anónimo que alertó sobre este hallazgo se realizó alrededor de medio día. El personal policial y pericial arribó al lugar un par de horas  más tarde. Se realizó el levantamiento de los restos y de los indicios. Ese 14 de agosto se recuperó todo lo que fue posible localizar con la luz del día.

Para la familia de Bianet saber que había un hallazgo acrecentó la zozobra.

El Fiscal preguntó con cautela a los acompañantes de Jessica si podía mostrar las fotografías a la familia. Todos ellos abrieron los ojos con la esperanza de haberla encontrado. Se mostraron algunas fotos cuidando el impacto que esto podría generar en los familiares y recibieron la recomendación de acudir a la Dirección General de Servicios Periciales para cuidar la información y tener a disposición personal de apoyo.

LA BÚSQUEDA INCOMPLETA.

Cuando Jessica acudió a la dirección de servicios periciales se dirigió al personal de identificación humana, miró a través de una computadora la organización de unos restos óseos, entonces preguntó al personal - ¿Cuántos huesos tenemos? Yo veo que faltan huesos-.

Ese mismo día pidió regresar al lugar del hallazgo, por lo que se planificó una diligencia para regresar al lugar junto con agentes ministeriales, personal de la Comisión de Búsqueda y el acompañamiento del IMDHD.

Jessica había provocado empatía en el personal de Fiscalía. Esa segunda diligencia de recuperación de restos se vivió con solemnidad. Todas las personas presentes guardaron silencio y fueron meticulosos en revisar el terreno que en total era de unos 50 metros por lado.

Una policía de investigación acuclillada sobre el terreno decía en voz baja “Ya venimos por ti, déjanos encontrarte”. Quienes observaban identificaban objetos entre la vegetación y alzaban la mano para que el personal de los servicios periciales lo marcara con un cono amarillo propio de las escenas del crimen y lo fijara en fotografía. No se dieron instrucciones en el momento, pero las personas que participaron tenían un entendimiento con la mirada. Se lograron recuperar cerca de 30 elementos óseos y algunos textiles que habían quedado en el lugar.

El primer informe pericial indicó que se trataba de una muerte violenta.

LA INVESTIGACIÓN.

Se abrió una nueva carpeta de investigación, esta vez en la Fiscalía Coordinadora Especializada en Investigación de Delitos de Violencia Contra la Familia, Mujeres, Niñas y Niños y de Trata de Personas donde se emitieron oficios dirigidos a diferentes instancias, entre ellas a los servicios periciales, indicando que los estudios debían realizarse con perspectiva de género. Jessica compareció un par de veces, notó la diferencia entre el trato que le daban en Desaparecidos como es comúnmente llamada esa fiscalía especializada.

Casi un mes después, Jessica recibió una llamada de la Fiscalía citándola a una reunión. Cuando llegó junto con su papá en el salón de reuniones estaban unos Fiscales de ambas fiscalías especializadas, personal de la Comisión de Búsqueda, de la Dirección de Servicios Periciales y de la Comisión de Atención a Víctimas. Ahí, se les explicó ampliamente que los restos localizados correspondían a los de Bianet Ronzón. Para esto se analizaron tres perfiles genéticos y se realizó una comparativa con el odontograma que remitió el personal del centro de salud donde acudía Bianet.

Horas más tarde Jessica y Gabriel fueron con los demás integrantes de su familia para darles la dolorosa noticia de que Bianet había sido localizada. Cerca de 6 personas estaban sentadas a la mesa y otras más escuchaban de pie con los brazos cruzados. Se hizo un momento de silencio mientras las personas presentes incrédulas abrían los ojos mientras se les llenaban de lágrimas, otras más bajaron la mirada con signo de derrota. La madre de Bianet rompió en llanto después de escuchar la noticia. No hay manera que una madre no se quebrante al saber que su hija fue localizada sin vida. Sus hijas aguantaron el llanto, una mayor de edad ya, las otras adolescentes estaban siendo abrazadas por alguien de la familia. Es el momento confuso donde irrumpe el dolor.

Bianet no conoció a su nieto, quien nació unos días después del hallazgo de sus restos. Al día de hoy aún no se determina la causa de muerte. Bianet fue víctima de desaparición pero no se ha podido acreditar su feminicidio.

FALTA DE RECONOCIMIENTO DEL DELITO.

Los términos técnicos y jurídicos no alcanzan para explicarle a la familia de Bianet por qué no hay ningún responsable de su desaparición y de su asesinato. Por qué una investigación por feminicidio se trunca cuando las autoridades dicen que no hay una causa de muerte, que los restos ya fueron peritados.

Para muchas familias se cuenta el tiempo en que una persona está desaparecida, en Veracruz algunas familias pasaron ya una década de espera. La familia de Bianet tiene tres años esperando justicia, sus dos hijas adolescentes han cumplido la mayoría de edad, crecieron con los impactos de la ausencia, de la espera. La espera sigue siendo por la Justicia.