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Periplo militar

Por: Edgar Cortez

El fuero militar fue un privilegio que mantuvo el Ejército hasta el 2014, año en que lo perdieron con la reforma al código de justicia militar. Pero ese hito se diluye y los militares recuperan privilegios. ¿Cómo ha sido este ciclo?

Cuando el proceso posrevolucionario logró estabilizar los gobiernos civiles, los militares conservaron el fuero militar de manera que cualquier delito cometido por ellos se juzgaba en la justicia militar siempre al margen de la observación civil.

Este privilegio se fue cuestionando conforme se documentaban violaciones graves a derechos humanos cometidos por militares. Parte de esas violaciones fueron las desapariciones forzadas cometidas durante las acciones contrainsurgentes desde finales de los años 60 hasta los noventa; las ejecuciones extrajudiciales realizadas durante el levantamiento zapatista, así como las ejecuciones en El Charco, Guerrero y un gran número de casos sucedidos en años recientes.

El punto culminante de la exigencia respecto del fuero militar fue un conjunto de sentencias de la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CoIDH): Rosendo Radilla (noviembre 2009), Valentina Rosendo Cantú (1 de octubre 2010), Inés Fernández (1 de octubre 2010) y Campesinos ecologistas (noviembre 2010), que tuvieron en común la exigencia hacia el Estado mexicano de ajustar el fuero militar a los criterios internacionales que determinan que la justicia militar sólo se aplica a los delitos contra la disciplina militar y cualquier otro delito tiene que ser investigado y juzgado en la justicia ordinaria es decir la justicia civil.

Finalmente el 13 de junio de 2014 se publicó en el Diario Oficial de la Federación la reforma al artículo 57 del Código de justicia militar para garantizar que las violaciones de derechos humanos cometidas por militares en contra de civiles fueran juzgados por tribunales civiles.

Luego de varias décadas se lograba acotar el fuero militar, fue un momento importante pues era un signo que reafirmaba la preeminencia civil sobre lo militar.

Sin embargo este proceso ahora va en una dirección inversa.

A partir de 1997, durante el gobierno de Ernesto Zedillo, se empezó a incorporar a las Fuerzas Armadas a labores de seguridad pública, tendencia que se continuó durante los gobiernos de Fox, Calderón y Peña Nieto.

López Obrador durante su larga búsqueda de la presidencia mantuvo la postura de que las Fuerzas Armadas debían regresar a los cuarteles y fortalecer a las policías civiles. Sin embargo cuando ganó la elección de 2018 modificó esa postura y empezó a considerar que las fuerzas armadas eran indispensables para su estrategia de seguridad, al grado que exige que la Guardia Nacional sea puesta bajo el control del Ejército.

Además el presidente ha dado al Ejército numerosas actividades que van desde la construcción de obra pública, distribución de medicinas, administración de aeropuertos y muchas tareas más.

A todo este proceso, los expertos, lo han identificado con militarización que consiste en la intervención directa de militares en labores de seguridad así como que el Ejército se vuelva quien capacita y encabeza a policías civiles para que cada vez estas instituciones tengan más rasgos militares.

El otro concepto es militarismo, que Ernesto López Portillo refiere como un último nivel de la militarización y se concreta en un gobierno que “celebra las cualidades superiores de las instituciones castrenses y las coloca por encima de las instituciones civiles”.

Esa superioridad del ejército se la hemos escuchado en numerosas ocasiones al presidente López Obrador.

Este proceso de poder creciente para el ejército tuvo recientemente un capítulo más. Este sucedió cuando Alejandro Encinas, el 25 de julio pasado, fue citado para comparecer en unos de los juicios seguidos en contra de militares. Un civil hostigado judicialmente por los militares.

En sólo 10 años pasamos de acotar el fuero militar a que los militares usen el sistema de justicia en contra de los civiles. Esa es una de las muchas manifestaciones del militarismo que promueve y encabeza el actual presidente.

Gracias a esto los militares recuperan privilegios a manos llenas.

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